La Leyenda Negra, como propaganda antiespañola, empieza a fraguarse a partir de mediados del siglo XVI coincidiendo con la rebelión de los Países Bajos contra el gobierno de Felipe II. Sin embargo, algunos autores establecen antecedentes de esta hostilidad hacia los españoles principalmente en Italia, aunque también en Alemania y Francia.
Los antecedentes italianos se remontan al siglo XIII cuando el reino de Aragón se extendía por el Mediterráneo hasta Nápoles y Sicilia. La competencia comercial de los mercaderes catalanes y la posterior imposición de tributos por parte de la administración española suscitará odios entre los italianos. Odios injustificados, pues, por una parte, es Castilla la que seguirá cargando con el mayor peso fiscal en cuanto al mantenimiento del Imperio, posesiones italianas incluidas, y, por otra, la defensa de Italia frente a la amenaza turca depende básicamente del Imperio español. También la administración de justicia española habrá de toparse con los privilegios de la desplazada aristocracia italiana. Ésta, apelando a sentimientos nacionalistas, conseguirá finalmente que el pueblo italiano también se resienta contra los españoles a pesar de que el sistema judicial hispano era generalmente benévolo e imparcial a nivel popular.